Nuestra responsabilidad como veterinarios y tenedores responsables de mascotas en el control correcto de parásitos internos de perros y gatos, va más allá de los síntomas clínicos que nuestras mascotas pudieran sufrir, debemos también considerar la contaminación del ambiente y potencial transmisión al humano, y particularmente a niños. Parásitos como Toxocara canis y Toxocara felis son un grave problema de salud pública debido a su prevalencia en plazas y parques. La mayor incidencia de complicaciones en niños por ingestión de parásitos provenientes de perros y gatos se manifiesta en edades de entre uno y cinco años debido a sus hábitos de llevarse las manos a la boca, pero los síntomas oculares irreversibles aparecen con mayor frecuencia en niños mayores, de 8 a 12 años. Otros parásitos habituales en nuestras mascotas y de importancia también zoonótica son: Giardia lamblia, Toxascaris leonina y Dipylidium caninum. Por esto mismo, debemos contribuir a NO contaminar espacios públicos.
Desde el consultorio escuchamos frecuentemente: “¿me das un antiparasitario?”, “el antiparasitario se repite 2 veces al año”, “le doy un comprimido cada 6 meses…”. Pocos saben que los antiparasitarios no controlan todas las variedades de parásitos, y los que compran antiparasitarios sin ninguna indicación en casi ningún caso respetan la dosis y la frecuencia para lograr desparasitar.
Lo cierto es que existen una variedad amplia de parásitos internos que afectan a nuestras mascotas y tanto los antiparasitarios, las dosis, como la frecuencia dependen de que conozcamos a qué parásito nos estamos enfrentando para hacer una desparasitación efectiva.
Si bien los parásitos internos generan infestaciones graves en cachorros, el desarrollo de inmunidad en perros y gatos adultos impide, la mayoría de las veces, ver parásitos en materia fecal, y por lo tanto pasan desapercibidos. Esta condición en la cual conviven el huésped y el parásito hacen posible la persistencia de estos en el ambiente y la transmisión a otras mascotas como también al humano.
Nuestras mascotas están expuestas a diario a contagios ya sea por contacto directo con mascotas parasitadas, presencia de pulgas y garrapatas, mosquitos, como exposición a ambientes contaminados por materia fecal de otras mascotas (espacios públicos: veredas, plazas, espacios verdes en general).
El método diagnóstico es el coproparasitológico (análisis de materia fecal) con el cual podemos determinar, en caso positivo, cuál es el parásito para hacer el tratamiento específico.
Prevención:
Levantar la materia fecal de nuestras mascotas, siempre.
No permitir que nuestras mascotas defequen en espacios públicos donde juegan niños.
En perros y gatos con síntomas gastrointestinales: siempre hacer coproparasitológico.
En perros y gatos sin síntomas: hacer un coproparasitológico cada 6 meses, pero si nuestras mascotas frecuentan espacios públicos altamente contaminados como plazas y parques se recomienda realizarlo cada 4 meses.
Realizar tratamientos antiparasitarios bajo supervisión del Médico Veterinario.
Para realizar un examen coproparasitológico debemos contar con un frasco con formol al 5% y juntar una muestra de materia fecal por día durante 5 días (cada muestra no debe ser mayor al tamaño de una uña y la muestra total de los 5 días no tiene que exceder la cantidad de formol presente en el frasco).
MV Juliana Cicala